El Sindicato
Aquellos que orgullosamente se llaman a sí mismos "Neon Dragon" una vez fueron parte de una corporación panasiática. Con la aparición del Crossout, los intentos de escapar de sus efectos llevaron a una cibernetización generalizada en sus filas.
El Sindicato usa rascacielos abandonados como base. Sus extravagantes vehículos blindados son visibles desde lejos, y con la ayuda de armas de alta tecnología, rápidamente demostraron que no vale la pena bromear con los "Dragones".
Líder
Espada Celestial
En las filas del Sindicato, los comandantes rara vez se discuten. Tales libertades pueden llevar a la pérdida de un dedo, o incluso una mano entera. Pero nadie puede protegerse de los rumores. A juzgar por la información que la Orden de los Buscadores logró encontrar sobre el representante del Sindicato en el Valle, se sabe muy poco sobre su infancia. Algunos dicen que los miembros del Sindicato encontraron a la Espada Celestial cuando era niño en las calles de una ciudad abandonada. Otros creen que es hijo de un miembro de alto rango de la corporación "Sinto". Aquellos que son más sabios generalmente tienen miedo de asumir cualquier cosa.
Se sabe que la Espada Celestial ha estado trabajando durante mucho tiempo para el consejo del Sindicato como jefe de un servicio especial — un servicio que resuelve problemas. Pero en Wasteland es más conocido como la mano castigadora de la administración de la compañía — el consejo de los tres ancianos, que han estado al volante de la gigante máquina "Sinto" durante tanto tiempo que se convirtieron en parte integral de ella.
Fueron los ancianos quienes encargaron a la Espada Celestial que encontrara y destruyera la "cuna" de los Ravagers. Pero incluso él tenía que desmostrar que era digno de una misión en el Valle. Los rumores dicen que para hacerlo, la Espada "cortó el cuello" sin piedad a sus antiguos compañeros de armas, quienes también buscaban el favor de los ancianos. Recibir una misión tan importante es la recompensa más alta para un miembro del Sindicato. Especialmente si en el proceso uno puede demostrar su lealtad y poner a prueba su fuerza. Incluso si requiere dejar atrás una montaña de cadáveres. Y, quizás, terminar en dicha montaña uno mismo.