Lobos Esteparios
Los Lobos Esteparios son una de las facciones que forman parte de la altamente poderosa organización de la Hermandad, junto con los Carroñeros. Los Lobos son un escuadrón de élite que lleva a cabo misiones peligrosas en condiciones difíciles, la espada ejecutora de la Hermandad.
En el pasado, los Lobos Esteparios eran en su mayoría militares. Más tarde, todo tipo de supervivientes se fueron uniendo a sus filas, pero el marco sigue siendo aquellos que ayudaron a los civiles durante los duros años siguientes a la catástrofe. Hasta el día de hoy, los Lobos prefieren usar en sus vehículos piezas de vanguardia fabricadas por los científicos e ingenieros militares.
Líder
Nombre: Eric Stahl alias Mano de Hierro.
Título: Mayor
Tan lejos como puede recordar, Eric estuvo siempre sirviendo a su país. Cuando el mundo colapsó, Stahl permaneció como soldado y, junto con varios otros oficiales de alto rango, continúo sirviendo al gobierno interino. Hablando en términos generales, su vida no ha cambiado mucho. El reglamento sigue siendo el reglamento, mientras que los enemigos son siempre fáciles de encontrar.
Pasaron los años, y los objetivos de la Hermandad fueron cambiando gradualmente, así como su actitud hacia la gente común. Eric se dio cuenta de que sus ideales estaban cada vez menos sincronizados con los de aquellos que ostentaban el mando. Trató de pasar tanto tiempo como le era posible en operaciones de combate, donde no escatimaba ni en él mismo ni en sus subordinados. Eric se ganó el respeto de los soldados con su honestidad y su inflexible cumplimiento de las reglas a la vez que crecía la desconfianza hacia el Cuartel General.
Su popularidad era tan grande que, incluso después de perder su brazo, no fue liberado de sus obligaciones como cualquier otro miembro defectuoso de la Hermandad, en lugar de eso recibió una prótesis mecánica y el apodo de Mano de Hierro.
Pero cuando tanto sus cicatrices como sus ojos comenzaron a brillar, Eric comprendió que había pasado demasiado tiempo en el desierto, y que había llegado el momento de embarcarse en su última cruzada. Reclutó a los mejores luchadores entre aquellos que ya no eran bienvenidos en el Cuartel General, y se dirigió al noroeste para luchar por las nuevas tierras en nombre de la Hermandad.