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Crossout es un juego de acción MMO post-apocalíptico en el que puedes ensamblar tus propios vehículos de combate únicos a partir de una gran variedad de piezas intercambiables y luego subirte a ellos para participar en explosivas batallas multijugador tanto por aire como por tierra.

Manzana y daga. Segunda parte

Hasta ese día, habíamos estado vagando durante años. Buscando respuestas, rutas, cualquier cosa que nos pudiera conducir a Flanders. Durante este tiempo, vimos muchos lugares perdidos. Uno de ellos, el más secreto de todos los refugios, era nuestra última oportunidad de salvación.

Cuando me informaron por la mañana de una amenaza inminente que nos superaba en número, me di cuenta de que no podíamos esperar. Por primera vez, los knechte se retirarían para salvarse.

— Augustus, ¿a dónde vamos? — preguntó Martin con voz débil mientras lo metía en el vehículo. Incluso ahora, al borde del olvido, intentaba mantenerse fuerte.

— Confía en mí, Martin. Por última vez.

Abandonamos el campamento y partimos hacia nuestro destino, con la esperanza de ser más rápidos que los Ravens, trayendo la muerte.

No pudimos.

— ¡Augustus, ya vienen! — Mi radio estalló en siseos y gritos tan pronto como entramos en el pasaje de las tierras bajas. — ¡Ya vienen!

Me odiaba a mi mismo por la orden que dí en ese momento. La carga de esta decisión no desaparecerá, sin importar cuántos inviernos cambien.

— ¡Retenlos! ¡Separaros, id por la desembocadura del río! ¡Regresaremos cuando hayamos llevado a Martin al refugio!

La radio permaneció en silencio durante unos segundos, cada uno de los cuales latía dolorosamente en mis sienes.

— Encuentra Flanders, Augustus. Por todos nosotros.

Escuché el rugido de los motores, el chirrido de los ejes de las ruedas y el aullido de los misiles. Los Ravens fueron detrás nuestra como una muerte centelleante y arrancaron piezas, todavía vivas, devorando a nuestros camaradas. 

— Augustus… no te atrevas… — murmuró Martin con voz ronca. Se las arregló para sentarse, aferrándose a los cinturones con los que lo aseguré al asiento. — No haremos eso. ¡No podemos abandonarlos!

Flanders está muerto, o quizás siempre ha sido así. Un sueño radiante nacido muerto diseñado para alegrar nuestra agonía. Lo último que estaba listo para hacer por Martin — siempre hubo una aguda misericordia en mi bota.

No le respondí, no tenía nada que decirle. Nos las arreglamos para perder de vista a nuestros perseguidores y deslizarnos por un camino secreto, un pasaje subterráneo, hacia un refugio, su blindaje mantendría a raya incluso a un “Mandrake”.

Después de encontrar el panel de control puramente de memoria, introduje la contraseña. Ciento cincuenta caracteres, varias líneas de letras y números.

Me di cuenta de que había perdido mi casco cuando el aire, crudo y congelado, de la puerta abierta agitó mi cabello. Martin, sentado en el vehículo, miraba constantemente la luz distante de la salida del túnel y susurraba algo. Quizás rezando por los que perdimos.

Complejo subterráneo AL-iV0Nimueh, abierto.

Me di la vuelta para ordenar a mis camaradas que llevaran los vehículos al hangar y ayudaran a Martin. Lo que vi me quemó — nuestro líder, burlando todas las miradas, caminaba hacia la salida arrastrando las piernas.

¡¿De verdad quería reunirse con los caídos en Flanders después de todo lo que hemos hecho?!

— ¡Martin!...

Me las arreglé para gritar su nombre un segundo antes de que los motores rugieran y el túnel repentinamente se sumergiera en la oscuridad.

Un segundo después, nos envolvió una llamarada.


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14 mayo 2020
Historias