La soledad del espectador. Capítulo 2
La Madre había terminado de escanear la base cuando entró otro niño al compartimento. Las defensas lo dejan pasar — el Handyman es querido por la Madre, y ella confía en él.
— Los datos están confirmados, — dice, sin apartar su mirada impenetrable de la mujer en la silla. La Madre puede sentir un dolor en su pecho que llega incluso a bloquear el dolor en su columna vertebral.
El Hijo realmente los ha traicionado.
El más perdido resultó ser lo suficientemente astuto como para ocultar su conexión con los Ingenieros. La Madre había captado un impulso desconocido en el Sistema hace unos días y envió a Handyman a revisarlo. El fiel niño abandonó sus obligaciones — el desarrollo de ópticas militares — y comenzó a investigar. Los decepcionantes hallazgos han sido más desagradables que las fallas del Sistema, azotando la médula espinal de la Madre con una corriente chispeante.
— ¿Qué quieres que haga? — Handyman le recordó su presencia.
— Termina la investigación y aborda asuntos más importantes, — Madre no reconocía su propia voz. — Seguiremos avanzando hacía el Valle. Es hora de recordarle al Mentor lo que nos debe.
— Había algo más en el mensaje del Hijo, — dijo Handyman pensativo. — Le dio a alguien las coordenadas encriptadas.
— Me ocuparé de ello, — dijo la Madre con esfuerzo, indicando que la conversación había terminado. Handyman interpretó el mensaje correctamente, asintió y se escondió detrás de la puerta.
El Sistema acepta obedientemente las contraseñas, y los potentes cierres magnéticos bloquean silenciosamente a la Madre sola en la oscuridad. Ella vuelve a encender las cámaras. La central muestra el hangar principal. Allí hay muchos trabajadores que, como un enjambre, procesan paciente y armoniosamente las celdas con los vehículos de combate. El metal blindado y los barriles brillan como la quitina de los bichos de mayo a los que la Madre tanto temía cuando era niña.
De nuevo la Hija y el almacén otra vez. Nadie, excepto la Madre, sabe que está marcando la plataforma del laboratorio para que su Hijo pueda tener un lugar donde trabajar. Afectada por el cariño que siente hacia su hermano… La Hija mataría a quien se enterara. Ella nunca supo cómo querer y aceptar el cariño. Aún sabiendo eso, Handyman quiere protegerla — y, por alguna razón, sin ocultarle a la Madre información sobre la traición del Hijo.
El apego es ciego.
La Madre no se atreve a observar inmediatamente el laboratorio medio oscuro, pero lo hace — y lo lamenta al momento siguiente.
El traidor que debería ejecutar está una vez más mirando sus planos. Un soporte flexible, ideal para soportar una columna vertebral debilitada. Su columna vertebral.
La Madre apaga la cámara.
Mañana hay una batalla.
Más tarde se encargará de las coordenadas.