Caso especial. Segunda parte
Jones llegó cuando el horizonte estaba envuelto en densas nubes púrpuras. El vehículo de Foxy estaba junto a la hoguera con su capó haciendo guardia, como un perro guardián. Tras completar el círculo defensivo con su vehículo, Jones bajó de un salto de la silla, estiró sus piernas y sacó una mochila con provisiones del asiento del pasajero. Sobre el fuego ya había colgado un caldero, del que emanaba un agradable olor a carne ahumada.
Una pequeña palma se posó sobre el hombro del ingeniero. Jones se dio la vuelta:
— Me alegra que tú… que ambos estéis aquí.
— Tu trasero realmente está de una pieza, — se rió Foxy, encogiéndose de hombros. En su mano, la francotiradora sostenía una bolsa con pan duro. Tras un breve abrazo, se apartó, metió la mano en la bolsa, sacó una tostada y la acercó hasta su capucha, sosteniéndola.
— Lo he guardado para ti, — Jones se rió entre dientes, siguiendo el gesto con los ojos.
— ¡Sí, claro! ¡Ve a la fogata, llegas tarde!
— ¡No más que Duncan!
— Tiene mucho por hacer, — dijo Foxy con tristeza. — Se hizo cargo del trabajo sucio, como siempre… Lo discutiremos después de cenar.
Comieron en silencio. Jones trató de no golpear demasiado el tazón de metal con su cuchara — el solitario paseo por Wasteland ya lo había sacudido suficiente. Foxy suspiró pensativamente, mientras lanzaba ocasionalmente trozos de galleta a algún lugar detrás de su espalda y se resentía en un susurro cuando alguien o algo no quería comerlos. Jones no le prestaba atención. Los hábitos de Foxy eran bien conocidos por todos.
Cuanto terminó la comida, Foxy fue la primera en romper el silencio.
— No deberíamos pensar en que todos lucharán hasta la muerte, ¿verdad? Duncan… está nervioso, y yo también. Quiero pensar que no hay mucha gente fuerte, y la mayoría, muy probablemente, se rendirá a tiempo, — dijo Foxy en voz baja, rompiendo una corteza de pan duro entre sus dedos con un crujido.
— ¿No es demasiada lástima por desconocidos? — las palabras de Jones rasparon su garganta. — La amabilidad es algo bueno, pero no estamos en esa posición. Mientras que Ivy hace todo los posible por ayudarnos a hacer amistad con alguien, lo mejor es mantener las emociones bien lejos y ponernos a trabajar.
— Estoy de acuerdo con eso. Pero no puedo decir que no me preocupe. Duncan, por supuesto, cuenta con más gente que los otros tipos, pero... — comenzó a decir Foxy, levantando bruscamente la cabeza y mirando a algún lugar por encima del hombro de Jones.
Captando su mirada, el Ingeniero sonrió con una risa seca pero amistosa.
— ¿Nuestra hermosa jinete va a alguna parte detrás de mi espalda?
— Si, — sonrió Foxy, entrecerrando los ojos felizmente. — Y no intentes decirme que no lo has extrañado.
— Tampoco es para tanto... - sonrió Jones, mientras añadía más combustible seco al fuego. — ¡No mucho!
Un creciente rugido de motor se extendió rápidamente a través del crepúsculo. Duncan colocó el vehículo como debía — cerrando el círculo, con los pinchos hacia afuera. Siempre hacían eso.
— Gracias por responder, — dijo Duncan, mientras caminaba hacia el fuego con una bolsa de lona en sus manos. — Además de vosotros, no tengo a nadie más con quien hablar del futuro.
Concluirá..