Bob
— …No, Steeplejack tiene una historia diferente. Su nombre real es Bob, pero la gente lo llama Steeplejack por una razón. ¿Qué tipo de razón? Bueno, si echas algo en mi vaso, tal vez te lo cuente. Así está mejor. Hace mucho frío hoy...
Mira, todo empezó cuando el líder de una banda local escuchó el rumor de que “La Reina de las Rosas” aún no había sido registrada. Es un hotel caro, incluso tenía un bar con chismes holográficos en el piso de arriba. Entonces, ¿por qué nadie había intentando entrar hasta ahora? Lo intentaron pero, desde todo aquel espectáculo de terror que fue el Crossout, unos avispones habían encontrado un nuevo hogar allí. Grandes como un pato, nada menos, aguijones tan gruesos como tus dedos, y con ácido en lugar de veneno. Un pinchazo o dos, y te arrastraban a sus nidos para poner sus huevos en ti.
¡¿Qué quieres decir con “tonterías”?! ¿Quieres contar tu la historia? ¿No? Ya me parecía que no, ¡trae otra jarra!
En fin. Nadie de la banda se ofreció voluntario para ir. A excepción de Bob. El líder le echó una ojeada y a punto estuvo de morirse de risa: un hombre esquelético con aspecto de muerto y su amigo, pequeño como para darle una patada — Hoglet. Nosotros subiremos hasta allí, dijo, solo danos el equipo necesario, no tenemos ninguno. Cuerdas, un arma, una mochila cohete para que fuera más fácil escalar, y algo de maquillaje de camuflaje, para evitar que los avispones puedan oler su verdadera naturaleza. ¿Para qué demonios iban a necesitar el maquillaje si la mochila cohete funcionaba con el aguardiente casero más puro de la historia y apestaba? Esta era una herramienta costosa, pero el líder le dio vueltas y pensó ¡a la mierda!, podía gastar tal dinero para un espectáculo como este. Así que Bob y Hoglet se llevaron todo y siguieron adelante.
¡¿Qué quieres decir con que no podía funcionar con aguardiente casero?! En manos expertas, incluso un mecanismo como este puede cobrar vida, ignorante. ¡Creías que eras un técnico!...
“La Reina” era una cripta infernal. Cuando empezó el jaleo, el sistema de seguridad se volvió loco y bloqueó tanto las puertas como las ventanas, y el Crossout estaba justo allí. Mucha gente murió allí. Algunos tipos con visores ópticos me dijeron que hay esqueletos en cada piso, completamente limpios. Los avispones les quitaron toda la carne. No solo a los hombres, sino también a las mujeres y niños… solo dejaron los huesos. Esto no asustó a Bob, está chiflado, pero Hoglet se pasaba todo el tiempo lloriqueando. En definitiva, mucha diversión.
Esto es lo que decidieron: Bob subiría y Hoglet se quedaría abajo, proporcionándole protección. Así que se cubrieron con el maquillaje por todas partes y se pusieron manos a la obra.
A Bob le estaba llevando mucho tiempo la escalada. La pared se resquebrajó en el piso treinta y tantos, todo estaba bloqueado. Si empiezas a hacer ruidos, los zumbadores te encontrarán en un segundo. Y su amigo le seguía presionando desde abajo, dijo, el enjambre está en calma, muévelo.
Cuando ya solo quedaban un par de pisos, el motor se atascó. Empezó a retumbar, apestar y luego perdió poder. Bob empezó a caer lentamente, como un copo de nieve. Hoglet lo vio, empezó a tirar de la línea de seguridad y poco después entró en pánico y se puso a gritar como un cerdo. Y, como te puedes imaginar, el sonido de la mochila cohete moribunda despertó a las criaturas.
Demasiado tarde para esa línea de seguridad. El motor se detuvo y se quedaron solos, como dos amantes — solo Bob y su muro. Sin embargo, su voluntad de vivir era tan fuerte que, milagrosamente, arrancó un gancho y trepó cuatro pisos por la pared como un hombre arácnido. Dijeron que fueron cuatro pisos en menos de un segundo, ¡qué agilidad Steeplejack!
Bob no escuchó ningún sonido durante horas y luego, de repente, parpadearon unas luces en la parte superior, donde estaba el bar. El pobre bastardo dijo que estaba vivo y que pronto bajaría con el cargamento. Resultó que la mochila cohete estaba intacta, pero Hoglet no había engrasado bien el interior por lo que el motor se rindió. Bob se preparó, recogió tantas botellas de agua viva como pudo, ajustó al máximo los propulsores y se dejó caer. Los zumbadores escucharon el motor y sacaron sus cabezas. El cielo se volvió negro, y los zumbadores no solo destrozaron el vidrio, sino también las paredes. Tuvieron que derribar a esas criaturas con cohetes, imagina que cohetes, ¡y frieron al resto con lanzallamas! Los avispones empezaron a echar sus gases, pero todos llevaban trajes para manejar materiales peligrosos, por lo que nadie murió.
¿Dónde está el ácido? ¿Qué ácido? Tenían gas en sus vientres, ¿no estabas escuchando? ¡Déjame terminar!
El botín que Bob arrastró consigo fue suficiente para un mes. Todos los saqueadores de la zona estuvieron contentos durante mucho tiempo, y el héroe se ganó su apodo ‘Steeplejack’, además de recibir algunas ofertas serias de trabajo — todos vieron que poseía suficiente coraje. También hay una historia divertida sobre Hoglet, pero déjame que te la cuenta en otra ocasión… ¡Vamos una jarra más!...
El retrato de “Bob” no está disponible actualmente para los jugadores. Puedes verlo en la incursión “La guerra por el fuego”.