Una casa dividida: creador de destrucción
En el taller personal de Torben Lindholm, el primogénito de la líder de los Fundadores, el trabajo estaba en pleno auge. Una multitud de manipuladores, sopletes, sierras circulares y máquinas de soldar bailaban alrededor de un enorme banco de trabajo, sobre el que poco a poco iba tomando forma un arma nunca antes vista en el Valle. El propio propietario del taller, con un voluminoso exoesqueleto de ingeniería al que estaban conectadas todas estas herramientas, controlaba el proceso con movimientos meticulosos y precisos de sus manos. El rostro delgado e inteligente de Torben brillaba con una sonrisa soñadora – estaba en su elemento. El chirrido de las sierras circulares y el sonido metálico de los manipuladores sonaban como música en sus oídos, y los ásperos olores del aceite de motor y de las soldaduras le parecían más dulces que cualquier perfume. Torben incluso tarareaba un motivo simple que lo ayudaba a concentrarse en su trabajo:
– Rojo a rojo, azul a azul, este cable aquí, tara-tara-tata-ta-ta…
El estridente sonido de una llamada entrante se introdujo en la armonía del lugar de trabajo. Torben miró hacia el terminal con disgusto y ya le había dado una orden a uno de los manipuladores para que pulsara el botón de “colgar”, pero logró cancelar la orden cuando leyó el nombre de la persona que llamaba. Era su madre. El ingeniero suspiró profundamente, pero aún así aceptó la llamada. En la pantalla apareció un rostro arrugado, medio oculto por una máscara respiratoria – Eva Lindholm, la matriarca de los Fundadores. La mirada irritada de la anciana se clavó en Torben, que parecía un enorme insecto debido al exoesqueleto amarillo brillante y a las muchas “piernas” - manipuladores.
– Torben, me hiciste esperar. ¿Estás investigando tu hardware de nuevo? Tira tus juguetes y prepara tu vehículo – Tengo trabajo para ti.
Torben hizo una mueca y alzó las manos, señalando el banco de trabajo.
– ¿No puede este “trabajo” tuyo esperar un rato? Creía que la nueva arma era en estos momentos lo más importante para la Familia. De hecho, ¿por qué no se lo dejas a Maya? A mi hermana siempre le gustaron más las excursiones que a mí, y...
La mirada severa de Eva bajo el ceño fruncido interrumpió al hombre a mitad de la frase. Aspirando aire pesadamente, la matriarca graznó:
– Yo decido qué es lo más importante para la familia - ¿está claro? Maya tiene su propia tarea, y tú tienes la tuya. Los Hijos del Amanecer acudieron a nosotros en busca de ayuda. Tienen problemas. Esos pedazos de metal inteligentes prendieron fuego a sus talones. Aquí es donde tus talentos son útiles. Prepara tu vehículo. Sabrás más de camino.
Torben se apartó de la pantalla en blanco, reflexionando frenéticamente sobre las palabras de su madre. Había una completa confusión en su cabeza. Para calmarse y ordenar sus pensamientos, el hombre se acercó al montón de piezas que se habían acumulado durante el proceso creativo junto a la pared del fondo del taller y empezó a colocarlas en su lugar. Mientras los manipuladores clasificaban el hierro retumbante y los contenedores de combustible vacíos en el lugar que les correspondía en los fríos estantes de metal, la tormenta de emociones en su alma disminuyó y pudo reanudar el trabajo que había sido pospuesto debido a la llamada de Eva. Habiendo pasado mucho tiempo solo, Torben estaba acostumbrado a pensar en voz alta – y ahora tampoco ha cambiado este hábito.
– Pedazos de metal inteligentes, ¿eh? Interesante. Solo pueden ser los Ravagers. Quizás este “trabajo” de Madre no sea tan aburrido después de todo. Deberíamos intentar obtener al menos una muestra sin daños graves. La cantidad de secretos que pueden guardar sus dispositivos… Y cuánto podremos aprender…
Una sonrisa soñadora volvió a aparecer en los labios del ingeniero. Mientras Torben pensaba, su cuerpo seguía emitiendo comandos a las herramientas revividas sobre el banco de trabajo - estos pasos del proceso eran ya tan familiares que los ejecutaba casi automáticamente. Cuando el hombre se distrajo de sus pensamientos sobre el próximo trabajo, el cuerpo completamente ensamblado de la nueva arma - enorme, angular, negra y amarilla - ya brillaba frente a sus ojos. Torben asintió con satisfacción. Obedeciendo a sus manipuladores, una gruesa placa de blindaje cayó del techo frente al banco de trabajo, y el arma se giró hacia él con su enorme cañón. Al presionar el botón de activación, un rayo rojo anaranjado cegador golpeó la placa, derritiéndola en un segundo.
– No me gusta dejar el trabajo sin terminar, Madre. Y hablando de lo más importante para la familia y quién decide eso… ya veremos.
La sonrisa soñadora en el rostro de Torben se hizo aún más amplia.