Estrella guía: Una nueva esperanza (Sexta parte)
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La tormenta abandonó Wasteland tan inesperadamente como la golpeó, y las lluvias torrenciales fueron reemplazadas por un sol abrasador. La arena y las piedras estaban tan calientes que los pocos viajeros, que se veían obligados a moverse durante el día, veían como la goma de las ruedas de sus vehículos se derretía. Y el interior de sus cabinas se parecía más al sexto círculo del infierno.
El barco de la Buscadora Ochre navegaba suavemente sobre las dunas de arena caliente, como si fueran las crestas de las olas. Y el aire que se evapora sobre la superficie solo acrecentaba dicha sensación.
Foxy permanecía inmóvil en la cubierta más cercana a la proa del barco, observando pensativamente las columnas de humo que aparecían en el horizonte. Este fenómeno antes solía ser bastante común en el Valle, pero ahora los restos de vehículos blindados y las cenizas, que alguna vez fueron edificios habitados, se han convertido en compañeros esenciales de cualquier viaje.
— Nuevas víctimas de la incredulidad humana, — dijo Ochre con pesar, acercándose a Foxy.
La exploradora suspiró pesada y profundamente:
— No entiendo por qué Scar está actuando de forma tan insensata…
— Nunca entenderemos el miedo, por el que una persona tiene miedo de ver las cosas obvias. No puedes culparlo por ello. Está intentando salvar a su gente.
— ¿Para morir con ellos más tarde atacando al Sindicato?
— No subestimes a los Carroñeros, Fox. Pero tienes razón en que ahora mismo todo el mundo debería unirse y escuchar a los Dragones. De lo contrario, no habrá nadie a quien unir. No puedo creer que yo esté diciendo esto, pero espero que los Lunáticos resulten ser más… racionales.
Foxy suspiró de nuevo profundamente y, sosteniéndola cuidadosamente con sus manos, bajó a su mascota (invisible para los demás) de su hombro a la cubierta.
— También crees que todo esto es obra de los Ravager, ¿no?
— Encontré a uno de ellos entre las cenizas de los asaltantes. El robot estaba roto, pero muchos de los módulos aún seguían intactos… A juzgar por ellos, el hecho de que encontré solo un ejemplar destruido es aún más aterrador. Si los Nómadas tienen razón, y Lloyd es el responsable de esto, entonces esto es solo el comienzo.
— Es una lástima que una vez confié en él y después de eso no pude amansarlo.
Ochre se quitó su capucha holgada de la cabeza y puso su mano sobre el hombro de Foxy.
— Aquellos que hacen mucho, cometen más errores que otros. Tendrás la oportunidad de enfrentarte a él y desquitarte. Espero que lo hagas.
Los ojos azules de Foxy pasaron del humo a la arena caliente y parecieron palidecer. Entonces la chiquilla, como si se diera cuenta de algo, los cubrió con las manos. Ochre acarició el antebrazo de su compañera y esta de repente revivió.
— Sabes, tengo una sorpresa para ti.
Foxy no reaccionó.
— Después de todo, Scar fue útil…
Esta vez, la exploradora se interesó y, alisándose el cabello, miró inquisitivamente a la Buscadora, que precisamente estaba esperando eso.
— Me habló del lugar donde podría estar el cazador Ravager más titulado, Cash. Al parecer, la amnesia aún no le ha borrado la memoria por completo. Según las coordenadas, el anciano se encuentra ahora en uno de los complejos industriales por donde tenemos que pasar.
— ¿Cash? Este nombre me es familiar. ¿Crees que después de todo este tiempo, todavía puede ser útil en la lucha contra las máquinas?
— No lo sé con certeza, pero este es el único clavo al que podemos agarrarnos ahora mismo.
Foxy se alejó un poco de la Buscadora. Su ceño se frunció y sus labios se cerraron formando una delgada línea. El barco pasó de nuevo entre las cenizas.
— ¿Y si los Lunáticos ya están todos muertos cuando lleguemos junto a ellos? ¿Entonces que? — preguntó la chiquilla, alzando la voz.
— No hay nada que podamos hacer aún. Incluso si la ciudad errante de los Nómadas fuera tan fácilmente destruida, aunque lográramos llegar junto a los Lunáticos antes del ataque no resolvería nada. Simplemente moriríamos junto con todos los demás.
El rostro de la exploradora se tensó aún más y su mirada se clavó en el vacío.
— Pero ¿por qué Scar te dijo dónde está este Cash? ¿Qué le prometiste?
— Hicimos un trato. Mira Foxy, lo más importante para nosotros en este momento es encontrar a Cash. Necesitamos saber cómo enfrentarnos a las máquinas. De lo contrario, todo nuestro viaje carecerá de sentido.
Foxy se sentó en la cubierta y acarició el aire frente a ella.
— ¿Puedo echar un vistazo al robot?
Ochre se quedó pensativa por un momento, se quitó el vendaje de la cara y se sentó junto a la exploradora.
— Fue el sujeto de la transacción.
— Ahora Scar podrá crear armas basadas en nuevas tecnologías y atacar a todos sus supuestos enemigos.
— Es por eso que la Orden nunca antes ha intervenido en los asuntos de otras personas. Scar recibió solo módulos de protección. No es tan crítico. Además, todavía espero su discreción.
Foxy sonrió mientras seguía jugando con su mascota.
— Eres una optimista, Ochre. Siento que nos estamos acercando, ¿verdad?
Ochre se puso de pie y luego entró en la sala de control.
— La fábrica está detrás de esta colina. No creo que el barco pueda pasar por allí, así que lo esconderé aquí e iré a junto Cash en mi vehículo blindado de reconocimiento. Te voy a pedir que te quedes aquí y cubras nuestras espaldas.
— Sabes lo mucho que me gustaría ir contigo. Pero estás en lo cierto. Bunny y yo nos quedaremos para proteger tu barco — la voz de Foxy pareció sonar en la cabeza de Ochre. Miró a la exploradora desde la sala de control. En ese momento, la chiquilla se giró hacia la Buscadora y sonrió.
— Encuéntralo.
Ochre le devolvió la sonrisa y, tras varias maniobras diestras, condujo el barco hacia el hueco en la roca y rápidamente descendió a las profundidades del barco. Un par de momentos después, su ágil vehículo blindado saltó del barco y desapareció tras la curva.
Hubo un silbido en la radio de Foxy.
— No podía decírtelo en persona, pero dadas las circunstancias, me alegro de que tu vehículo se averiara y podamos recorrer parte del camino juntas. Puedo hablar sola, pero me encanta aún más escuchar. Nos vemos pronto.
La comunicación se interrumpió abruptamente, sin permitir que Foxy respondiera.
En esos momentos, Ochre ya estaba cruzando las puertas de la vieja fábrica. La Buscadora se encontró con varios edificios de ladrillo semidestruidos. Conociendo a Cash, se dirigió al más pequeño. El patio estaba cubierto de arena y restos de chatarra. El vehículo blindado se detuvo bruscamente, como enganchado en algo por el parachoques trasero.
— ¡¿”Kapkan”?! Maldita sea, ¿Scar me engañó? — maldijo Ochre.
Las torretas inmediatamente empezaron a levantarse de debajo de la arena que rodeaba al vehículo blindado de la Buscadora. Las ruedas giraban en el sitio, impidiendo que Ochre se fuera. El vehículo estaba bloqueado. En su última esperanza, la mujer agarró la radio e intentó contactar con Foxy, mientras con la otra intentaba apuntar con las ametralladoras a las trampas… Un momento después, un poderoso impulso sacudió al vehículo, y toda la electrónica del vehículo blindado se apagó. Ochre cerró los ojos, cruzó los brazos sobre el pecho, agarrando el medallón de la Orden en ellos, y empezó a susurrar sus súplicas de ayuda, llamando al Arconte Supremo.