Estrella guía: La lluvia borrará el rastro (Cuarta parte)
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Wasteland recibió a Foxy con un fenómeno inusual — un cielo gris oscuro y fuertes lluvias. La arena y el barro en grandes bultos se adhirieron a las ruedas de su vehículo blindado, lo que provocaba que a menudo se deslizara y desacelerara. Por impotencia, Foxy a menudo golpeaba el tablero, temerosa de perder tiempo y perderse algo importante en su investigación. Una de las ruedas traseras estaba tan cubierta de barro que se había duplicado su tamaño y se había vuelto muy resbaladiza. Al tratar de cruzar una pequeña colina, el vehículo blindado se quedó parado en el sitio. Las ruedas giraban sobre sí mismas pero no lograban que el vehículo avanzara. Aún más enojada, Foxy golpeó el hierro de nuevo y dejó escapar un grito mudo. Apagó bruscamente el motor y hundió su cabeza en el volante, lanzando su mano herida sobre algo parecido a una guantera.
— Tengo que calmarme. ¿Cómo voy a hacer frente a todo esto si las primeras pequeñas dificultades me cabrean?
Un momento después, Foxy sintió una pequeña nariz fría y húmeda tocando el dorso de su mano, seguida de una lengua diminuta y áspera. El dolor y las dudas empezaron a remitir de inmediato.
— Gracias, Bunny — le dijo Foxy a su rata, con un olfateo y sin levantar la cabeza.
Cuanto la mano de la exploradora dejó de doler, acarició al animal, pasando su mano sobre el áspero pelaje de este varias veces. Tras esto, finalmente recobró el sentido y miró a su alrededor.
— No creerás que voy a defraudarnos a todos, ¿verdad? — Foxy sonrió a la mascota.
La lluvia ya no tamborileaba en el techo, sino que sólo ocasionalmente se hacía recordar, con gotas esporádicas rodando por las ventanas. Las sombrías vistas desde la ventana no inspiraron optimismo a Foxy, pero las llamas del deseo de encontrar a Lloyd y vengarse aún ardían en su corazón. Al activar el módulo de mira telescópica y mirar por las gafas, Foxy examinó los alrededores. Por lo general, la usualmente amarilla arena ahora era barro marrón y las rocas estaban oscurecidas debido a la lluvia y al cielo sombrío. Parecía que todo el entorno se fusionaba en un solo trozo de barro, en el que no había nada que llamara la atención. Sin embargo, el instinto de francotirador de Foxy no le permitió apartar la vista del visor hasta que hubiera estudiado todo lo que la rodeaba.
Detrás de otra pequeña colina, Foxy vio una pieza de metal que casi no destacaba en el panorama general. Frunciendo el ceño, salió de la cabina e inspeccionó el chasis del vehículo. En un instante, la seriedad de su rostro dio paso a la esperanza. Sacó del maletero una palanca con un mango rojo con la que limpió las ruedas de arena húmeda, regresó a la cabina y puso en marcha el vehículo blindado. Su fiel mascota saltó sobre su hombro. Las ruedas giraron con aún más fuerza, volviendo a acumular barro, pero la exploradora de ojos azules ya no dio rienda suelta a sus emociones y fue capaz de superar la rebelde colina. Ahora el objetivo era tangible.
— Bunny, quédate dentro — le dijo Foxy a su rata mascota, y salió de la cabina cerca de un montón de hierro que una vez fue un vehículo blindado.
Los distorsionados restos tenían agujeros derretidos alrededor de sus bordes, y la cabina estaba deformada de tal modo que era imposible entrar o ver el contenido. Foxy sacó una radio y siguió caminando alrededor de los restos.
— Nido, aquí pájaro — dijo la exploradora en voz baja, alisándose su pelo rojo y exhalando una nube de vapor. — Foxy, te pedí que cambiaras los nombres en clave.
— Foxy, te pedí que cambiaras los nombres en clave.
— Tengo noticias importantes, Ivy. Al este del Valle, he encontrado un vehículo blindado destrozado. Tiene agujeros horribles con los bordes aparentemente derretidos.
— Rara vez se usan armas de energía por aquí. ¿Algún superviviente?
— A juzgar por el daño, no. La cabina no me resulta familiar — parece una “Trucker”, pero al mismo tiempo me recuerda más a un… ¿Vagón de tren? También hay un módulo bastante extraño de propósito desconocido. Nunca había visto nada igual. Pero creo que he visto la mayoría de estas piezas antes.
— En estos momentos no tenemos suficiente gente para enviarlos a investigar estos restos.
Sin interrumpir la transmisión, Foxy siguió con la inspección y solo ahora vio rastros de pintura amarilla y negra debajo del barro en el vehículo blindado.
— Ivy… Hay un dibujo de una bomba en la puerta.
— ¡¿Carroñeros?! Sus vehículos blindados son muy sólidos.
— No entiendo quién necesitaría destruirlo de esa manera. Especialmente alguien que posee armas de energía.
— Podrían luchar contra cualquiera, Foxy. A juzgar por tus coordenadas, hay una base de Carroñeros cerca — justo al lado del Cementerio de barcos. Actualmente, Scar AB y yo teníamos algunos asuntos que discutir.
— Lo comprobaré, pero entonces tendré que desviarme ligeramente del rumbo noreste.
— También es tu primera pista, — dijo Ivy, tratando de infundir optimismo en su amiga. — Ten cuidado.
— Siempre lo tengo — sonrió Foxy — hablamos más tarde.
La exploradora escondió la radio e intentó examinar la marca de la banda de rodadura del vehículo, con la esperanza de comprender de dónde venía. Pero fue imposible por la lluvia que había caído recientemente. Luego regresó a su vehículo sobre cuyo capó estaba sentada, su mascota peluda. Foxy la cogió, la puso en su hombro y volvió al vehículo del Carroñero para echarle otro vistazo. Poco a poco, su rostro se volvió cada vez más sombrío.
— Algo muy extraño está pasando aquí, Bunny. Si hubieran sido los Ravagers, no habrían destruido el vehículo blindado de esta forma, y un loco con sus recuerdos borrados estaría dando vueltas por aquí.
Foxy pasó la mano por el borde de uno de los agujeros del casco del vehículo.
— Ya he visto agujeros derretidos como este en vehículos blindados — cuando el metal se solidifica como si se hubiera convertido en agua. Esto es muy similar a las armas que crea y usa Lloyd.
Foxy regresó a su transporte con su mascota, y, tras sacar el mapa, calculó el camino hacia la base de los Carroñeros. Normalmente, el viaje no habría tomado mucho tiempo, pero el clima hizo sus propios ajustes. El trueno retumbó y la lluvia se derramó en el Valle con aún más fuerza.