Mundo del juego
Los medios de comunicación especularon con varias posibilidades relacionadas con la naturaleza de la enfermedad. Hay quien decía que la radiación de los teléfonos móviles y los televisores se infectó con un virus sintético creado por terroristas. Otros pensaban que un virus había corrompido la atmósfera tras el impacto de un gran meteorito. ¿Sería un salto evolutivo y el origen de una nueva humanidad?
Muchos trataron de evitar los efectos del virus con distintas medidas protectoras: llevaban mascarillas para filtrar el aire y dejaron de usar dispositivos electrónicos, y en su lugar usaban métodos de comunicación más tradicionales. Sin embargo, todo fue en vano: en solo unos días, lo que había empezado como una epidemia se convirtió en una pandemia de escala global como nunca había visto nadie.
Los supervivientes empezaron a cambiar de forma gradual; tras quince años de transformación, los cambios se hicieron visibles. La metamorfosis más notable ocurrió en los ojos de los afectados: algunos empezaron a brillar, mientras que otros parecían agujeros negros. Para ocultar su aspecto antinatural y la mutación, la gente empezó a llevar ropa acolchada y gafas de sol.
Ya han pasado más de veinte años desde el Crossout. Los humanos aún recuerdan su vida antes del desastre. Como siempre, hay grupos que tratan de recuperar el viejo mundo, mientras que otros disfrutan del caos y la destrucción. No obstante, hay quienes ya no son humanos. Ocultan su rostro tras máscaras, y sus propósitos se desconocen.
No todas las personas que habitan este mundo ansían el caos y la destrucción. También hay quienes buscan conservar nuestro conocimiento del pasado, y los exploradores de la Orden de la Estrella Caída se engloban en esa categoría. Estos soldados solitarios errantes y armados hasta los dientes han dedicado sus vidas a la búsqueda de artefactos y portadores de información de todo tipo. Nadie sabe dónde llevan los Abrasados Estelares los artefactos que encuentran o por qué, pero la curiosidad de Scar AB hace que pague un buen dinero por cualquier contenedor que lleve su logo. Su colección de artefactos recibe nuevas piezas de forma regular; al fin y al cabo, los páramos son peligrosos incluso para los veteranos más curtidos. Scar AB teme que, algún día, la Orden venga buscando sus artefactos, así que mantiene oculta su colección. Pero, en ocasiones especiales, pone en marcha varias exposiciones, bien protegidas, para que las vea el público.